Las nuevas tecnologías no paran de evolucionar. Y para sobrevivir, todo tiene que adaptarse al medio. Así es como surge la Cyberterapia psicológica. Un nuevo método para el tratamiento de pacientes a larga distancia y a través de una computadora.


Este nuevo método de psicología online se realiza por medio del chat, mail, mensajería instantánea, video conferencia, etc.


Todo surgió en Estados Unidos en el año ’96. De ahí el nuevo tratamiento se comenzó a expandir hacia Europa y, más recientemente a Latinoamérica, donde Brasil es el principal país donde se utiliza.


Existen muchos tipos de terapias psicológicas, pero más allá del tratamiento que use tu terapeuta, la cyberterapia funciona, en general, a través de cuatro etapas. En la primera el paciente envía información –usualmente- por medio de formularios que identificarán el problema. En el segundo paso, el especialista se encargará de estudiar la información y después -el tercero- se arreglará el medio por el que se llevará a cabo el tratamiento. La última etapa es la de evaluación y seguimiento, que puede durar meses después de finalizada la terapia. El tiempo queda exclusivamente a criterio del psicólogo.


La especialista María Cristina García asegura que sirve para problemas del momento. "Como el estrés laboral, existencial, angustia, y sobre todo problemas relacionales”.


María Cristina García, la psicóloga que dirige el sitio Encuentros Psi -donde se realizan este tipo de consultas-, explica: “La ventaja fundamental es que todavía existen personas que no tienen acceso a un consultorio. Ya sea por movilidad, porque viven en centros urbanos muy chicos sin psicólogos, o porque prefieren no estar cara a cara”.


También comenta que ella tiene pacientes de la política “muy expuestos” que prefieren resguardo, entonces acuden a este tipo de consultas.


Es fundamental “el manejo del tiempo. Vos podés redactar un mail a cualquier hora” asevera la especialista y agrega: “La no presencia del terapeuta ayuda a que la gente se muestre más, además se va directo al grano, es mucho mas directo”.


Por otro lado, la vergüenza es un factor determinante. “Yo tengo cámara, pero hay muchas personas que no quieren tener una video-conferencia” simplemente porque no quieren tener ese contacto cara a cara con el psicólogo.


Pero este es el gran problema que plantean muchos especialistas. No se puede lograr establecer la relación de cercanía y confianza que se puede crear cuando un paciente se encuentra delante de un experto. Aunque según el psicólogo Roberto Sánchez, “en Internet pueden crear vínculos interpersonales muy satisfactorios. Por lo tanto, no hay razones de peso para suponer que sería inviable el establecimiento de una adecuada relación terapéutica en este marco”.


García dice: “Algo que se descubrió a través del uso y que fue muy relevante es la consulta a través del mail. Se descubrió que la palabra escrita tiene un efecto terapéutico que no tiene la palabra hablada”. La psicóloga dice que este método genera un proceso de reflexión donde el paciente logra descargarse y esto “ayuda mucho”.


Enrique Castro, psicólogo, explica: “El psicoanálisis por Internet no existe. Ya que en el propio mecanismo del psicoanálisis se requiere la presencia real del analista”.


Pero no todo puede ser tratado a través de la red. La psicóloga comenta que hay patologías que no se pueden atender. Más que nada “el rubro de adicciones, o patologías mas severas como psicosis por ejemplo, donde el paciente necesita un estudio personalizado”.


“La cyberterapia ayuda más que nada a personas con problemas del momento en el que se vive. Como el estrés laboral, existencial, angustia, y sobre todo problemas relacionales” asegura.


Según Sánchez, la cyberterapia se puede realizar sin ningún tipo de inconvenientes. Pero también concuerda en que hay enfermedades que no pueden resolverse a través de Internet. Además agrega que “el ciberespacio resulta el lugar ideal para que terapeuta y paciente no mantengan otro tipo de relación mas que la propia del proceso terapéutico que llevan adelante”.


También hay que tener en cuenta que Sánchez explica que la cyberterapia no se recomienda “para cualquier paciente, ni para cualquier trastorno, ni para cualquier terapeuta”.


Por otra parte, especialistas que están en contra del método aseguran que es posible que funcione como una terapia de autoayuda, pero no como un método terapéutico porque no se llega a formalizar la alianza terapéutica entre el paciente y el especialista.


Enrique Castro, psicólogo y director del Nuevo Centro, asevera que “el psicoanálisis por Internet no existe. Ya que en el propio mecanismo del psicoanálisis se requiere la presencia real del analista”. Pero no descarta que a través de otros tratamientos pueda funcionar.


Mientras que la tecnología avanza, todos los aspectos de la sociedad se van uniendo y adaptando al nuevo medio en evolución, en este caso Internet. Esta vez le tocó a la psicología con la nueva cyberterapia. Algunos están a favor y otros en contra, la realidad es que llegó y parece haberse instalado. Terapia por mail.

Se confirmó la visita de The Killers a la Argentina. La banda de Brandon Flowers pasará por un estadio porteño en el mes de noviembre y vendrá acompañada de un grupo soporte intenacional que todavía tiene que confirmarse.

¿Harán algún tipo de festival con Arctic Monkeys y Lilly Allen?

Cada vez más cerca de postularse para Gobernador de la Provincia.

Periodista: ¿Aceptaría jugadores gay en el equipo?

Macri: No se me ha presentado la situación. Es una situación complicada. Es una enfermedad, no es una persona ciento por ciento sana.

Periodista: ¿Realmente cree que es una enfermedad?

Macri: Si, por supuesto, es una desviación.

Periodista: Pero la OMS no la incluye en su listado.

Macri: Mi opinión es que es una desviación no deseada.

Periodista: Creer que es una enfermedad es una idea bastante antigua.

Macri: ¿Qué quiere que le haga? Yo le tengo que decir lo que pienso. Y, ¿Qué voy a pensar? ¿que lo que hacen está bárbaro? ¿Usted festejaría que su hijo fuera homosexual? Por favor. El mundo nos ha hecho para que nos juntemos con una mujer. ¿Por qué nos vamos a juntar con un hombre? Está bien que es más cómodo. Se puede ir a jugar al tenis y después se puede ir a.... Todo con el mismo tipo. Pero, por favor...

La fuente es, supuestamente, un periodista de Página 12.

Feliz día periodistas.

A diez años de su separación, el trío Soda Stéreo ya ensaya preparando su regreso con una gira sudamericana que se realizará entre noviembre y diciembre.

Fuentes cercanas a la banda dijeron a Télam que el anuncio de la vuelta se formalizará entre el 10 y el 15 de este mes con una conferencia de prensa en que Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio confirmarán una gira con 12 shows programados.

Buenos Aires parece, al menos en la superficie, una ciudad europea, y uno pensaría que es fácil para los periodistas británicos convertirse en locales, aunque no siempre es así.

No tengo nada contra los besos. Al contrario, me gustan.

Pero hay mucho beso en Bueno Aires, y a veces no sé si entiendo bien. Uno besa a casi todo el mundo, la mejilla derecha de uno pegada a la mejilla derecha de otro, cuando saluda y cuando se despide.

"¿Qué? ¿A todo el mundo?", le pregunté a mi esposa argentina la primera vez que visité el país. "Sí, a todo el mundo", me respondió. No supe qué pensar.

Ese día fuimos a ver a su dentista, una mujer mayor, muy conservadora, que -según me dijeron- una vez limpió el sarro de la dentadura de ni más ni menos que de la glamorosa Evita Perón, esposa del ex presidente Juan Domingo Perón.

Nos encontramos en la entrada. Me incliné para besar a la diminuta dentista y ella retrocedió horrorizada.

Una puerta se cerró y me golpeó por detrás empujándome más cerca de ella, que se agachó y evadió mi abrazo en un movimiento digno de un jugador internacional de rugby.

Charlie Chaplin no lo habría hecho mejor.

"Bueno, tal vez no besa uno a todo el mundo", me explicó mi esposa más tarde.
Beso amistoso

Hace algunos años se comenzó a practicar la costumbre de besarse entre hombres. Los familiares y los amigos muy cercanos siempre lo han hecho, pero fue un movimiento radical para una sociedad machista y a veces homofóbica.

Cada mañana, cuando voy a dejar a mis hijos a la escuela, beso a vendedores de seguros, arquitectos, abogados y profesores, mamás y papás de otros niños. Y nos besamos otra vez al despedirnos.

Cuando llevo a mis hijos a jugar fútbol, los sábados en la mañana, se repite el proceso. Pero los papás no se han afeitado y prefiero un distante y muy británico hola dicho entre dientes, y un vago saludo con la mano.

Beso a colegas hombres y mujeres cuando llego al trabajo y cuando me voy. He besado a la señora que limpia, al gerente del banco, a las recepcionistas y a las secretarias en las oficinas de las personas a las que he entrevistado.

Pero no he besado a los que recogen la basura ni a mi peluquero ni a los inspectores del tren, aunque lo haría si fueran un poco más amistosos.

Y todos besan a los niños, con entusiasmo y con frecuencia. Mis propios hijos están acostumbrados a ofrecer la mejilla a todos los adultos que nos visiten.

Pero cuando van a Gran Bretaña se quedan con el cuello extendido ante la confusión de los distantes y estirados adultos británicos. "¡Oh! Esperabas un beso", les dicen.

Los argentinos son definitivamente mucho más amistosos. Pero a veces son demasiado amistosos. Hay muchos labios y muchas mejillas.

Los besos entre hombres se dan de una manera muy masculina y muy argentina.
Cuando dos amigos se encuentran en la calle se dan un beso discreto en la mejilla y un fuerte golpe en el brazo, acompañado de un ruidoso: "¿Qué tal, che? ¿Cómo andás?".

Todavía se puede saludar de mano, pero eso puede ser visto como una señal de que uno quiere conservar la distancia, de que no quiere verse muy amistoso en una sociedad que es muy amistosa.

Demasiado británico

Besarse en público es importante para los argentinos.

El otro día, mientras hacía cola para entrar al cine, oí un chupeteo frenético y sonidos como si alguien se estuviera ahogando detrás de mí.

Me volví y vi a una pareja ya no muy joven besándose apasionadamente. Eso se ve con frecuencia en los parques, afuera de las oficinas y en los restaurantes.

"Ojalá no esperes que yo haga lo mismo", le dije a mi esposa. "No", me dijo. "Tú eres muy británico todavía".

Ahora que lo pienso, a los argentinos les gusta acercarse más de lo que yo estoy acostumbrado. Por ejemplo, en las colas del supermercado he tenido que hacer a un lado a ancianas cuya cercanía no me deja ni firmar el recibo de la tarjeta de crédito.
Es peor en los cajeros automáticos, porque siento que están en mi bolsillo trasero mientras saco dinero de la máquina.

Me dan ganas de decirles: "Tal vez quiera usted bailar, señora, aunque no nos conocemos ni son la hora ni el lugar para bailar un tango".

Las guías dicen lo mismo. Que Buenos Aires parece, en la superficie, una mezcla de París, Milán y Barcelona. Y la mezcla de inmigrantes refleja lo mismo, con la consiguiente evolución de una cultura del beso.

¿Qué es mejor? ¿Un beso, o dos, o tres? ¿Al saludarse o al despedirse?
Los porteños, como les dicen a los habitantes de Buenos Aires, han desarrollado un estilo propio. Así que si usted visita Argentina prepare sus labios, cuídese de las dentistas diminutas, y si usted es hombre, aféitese primero.

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