Seguramente la plata no es uno de los motivos por los que vivís, pero si tuvieras mucha más de la que tenés actualmente, no tendrías tantas deudas, ni patentes a pagar, ni facturas en el cajón esperando ansiosas. Aunque no lo creas hay una sola razón por la que vos no sos un millonario: no pensás como uno.

Probablemente pensés que sea porque no ganás lo suficiente para poder ahorrar y luego invertir o comprar acciones. Ese no es el motivo. La verdadera clave para que seas exitoso es de qué forma manejes la plata en tu vida cotidiana.

La psicóloga social Ana Blesa* explica que las viejas creencias con las que hasta el día de hoy educan a los chicos se equivocan completamente: “Pobres pero honrados, no seas ambicioso, el dinero te va a corromper”. Todas esas frases se siguen escuchando y no tienen porque inculcarse.

Ella asegura que si una persona es honesta, el dinero le va a permitir ayudar al prójimo, y si es mala, la va a hacer todavía peor. “Es como el alcohol. El dinero va a sacar lo que realmente sos” afirma.

Para que puedas empezar a llenar tu cuenta bancaria te presenta una lista de los posibles motivos por los que podés no ser uno de esos pocos miembros de la población que pueden comprarse cualquier auto, o casa o, simplemente, lo que tengan ganas.

Te importa lo que piensa el resto: Si sos de esos que gasta sus ahorros y usa la tarjeta de crédito hasta más no poder para poder impresionar a sus vecinos y amigos con posesiones materiales ¡Lo estás haciendo todo mal! No desperdicies el dinero que tanto te costó ahorrar y construí riquezas. Pensá sólo en vos y en los miembros de tu familia.

No tenés la suficiente paciencia: Las tarjetas de crédito son tu perdición. Hasta que aparecieron las “mejores amigas del hombre” tenías que ahorrar peso por peso para comprar algo. Si no podés juntar la plata para comprar en efectivo, estás enriqueciendo a otros y endeudándote vos ¡Eso no puede pasar!

Culpá a los vicios: Todos los tienen, algunos son más caros y otros no tanto. Fumar, beber, jugar o cualquier otro vicio. Todos esos pequeños gastos que haces en el día es mucha plata al mes y ni te imaginás cuanto al año. Cada centavo que dejas en eso podrías usarlo para construir esa ansiada fortuna.

No tenés metas específicas: Es indispensable que sepas lo que querés. Si no te sentáste nunca a pensar dónde llegar ¡Nunca lo vas a hacer! Por eso, tomáte tu tiempo y pensá cuáles son los logros que querés alcanzar.

Hay que prepararse: Todo el mundo tiene problemas y vos, de un día para otro, podés empezar a tenerlos. Simplemente tenés que tener en cuenta estos improvistos y prepararte a través de seguros y pólizas. Le pasa hasta el más cuidadoso, así que preparáte.

No te apures: A no ser que te hayas ganado la lotería, no vas a ser millonario de un día para otro. Eso es claro. La plata la vas a ir haciendo a medida que vayas invirtiendo, algunas veces vas a ganar y otras vas a peder. Sé paciente y no desperdicies tu dinero.

Vos sos el dueño de tu dinero: Escuchá las decisiones de otras personas, pero no te olvides, que como vos, ellos también están tratando de hacer plata. Por esa razón, probablemente, no tomen en cuenta tus beneficios sino los de ellos. Aceptá los consejos de los demás pero la ultima desición, tiene que ser la tuya.

Invertís en negocios que no entendés: Es muy simple, no podés invertir ni un solo peso en algo que no conocés, porque en un 99% de las veces, vas a perder todo. Si un amigo se ganó millones en una inversión, fue porque sabía lo que hacía. No cometas el error de tratar de ganar dinero como él si no entendés a la perfección el negocio donde te vas a incursionar.

Miedo a las finanzas: El temor por perder todo puede ser paralizador. Por eso preferís que todos tus billetes estén en la caja de ahorro sin darte cuenta, que con el tiempo, la inflación está saqueando tu bolsillo.

Te sentás a esperar: Si ganás lo suficiente, quizás pienses que algún día ese millón ansiado va a caer del cielo, pero no es así. Si tenés deudas, quizás pienses que se van a resolver solas, pero no es así. Para ser millonario hay que planificar.

Blesa dice: “Las prioridades en las que se realizan los gastos son importantísimos”. También comparte que “hay que hacer una aplicación de las metas, de lo que se gasta y lo que se gana o lo que se pretende ganar” y de qué manera esto podría mejorarse.

Si pensás que tenés alguno de estos 10 “defectos” mencionados anteriormente, no tengas un ataque de pánico, porque esa cualidad en contra no te va a hacer pobre. Simplemente tratá de solucionarlo y acordáte que la planificación es la clave del éxito.

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