A las cucarachas, a los aviones, a las alturas, a los espacios cerrados, a las arañas, y así la lista podría ser interminable. Las fobias son, simplemente, miedos. Pero para algunos, estos miedos son tan grandes que los persiguen a todos lados y empiezan a interferir en sus vidas.

Psicológicamente, la fobia es una formación defensiva que transforma la angustia en miedo a un objeto o situación específica.

Cuando una persona con esta enfermedad se expone ante ese objeto o situación a la que teme experimenta una reacción de ansiedad intensa o miedo de forma inmediata. Usualmente, los afectados, suelen evitar estas situaciones y reconocen su fobia.


Delia Nazar, médica psiquiatra, explica que las fobias suelen ser causadas por “un móvil inofensivo. Las personas no tienen razón de tenerle miedo a esa situación, suele ser extremadamente exagerada frente a un motivo o un elemento que en realidad no reviste una situación peligrosa”.


Según estudios sobre el tema, las fobias son aprendidas. Lo que se aprende no es el miedo en sí sino a reaccionar de esa manera ante determinados estímulos.

“La situación que provoca el temor generalmente tiene un motivo externo”, la mayoría de las veces tienen fobias hacia las multitudes, las arañas, o al encierro.


Estos problemas “coinciden alrededor de los dieciocho o veinte años” aunque muchas veces, "cuando las fobias son graves, pueden manifestarse en niños”, asegura Nazar.

El mal se relaciona, principalmente, con la ansiedad. Dentro del estado de ansiedad, según la especialista, se puede tener un ataque de pánico, un trastorno por estrés post-traumático o fobia simple. Todo manejado bajo el síntoma de la ansiedad.


La gravedad de las fobias no se da en relación al tipo, sino a la intensidad de la misma y a la incapacidad que le genera al sujeto para poder desarrollarse. “No es lo mismo tener una fobia a las arañas que tenerle fobia a la gente. Eso, muchas veces, no permite vivir bien a la persona afectada”, afirma Nazar.


"Cuando las fobias son graves, pueden manifestarse en niños" asegura la médica psiquiatra Delia Nazar.

Aunque suene raro hay personalidades propensas a contraer estos “miedos extremos”.


“Existen diferentes tipos de personas, hay algunas que genéticamente o biológicamente tienen una predisposición a ser atrapados mas fácilmente. Son gente con un rango de ansiedad muy grande”, explica la especialista. “En otras, muchas veces por la educación que tuvieron, tratan de dominarlas. Algunos lo soportan y a otros el miedo los supera”, añade.


La mayoría de los expertos coinciden en que pueden curarse. Mucho tiene que ver el grado de intensidad, el tratamiento y el desarrollo la enfermedad. Pero no hay que volverse loco. Incluso, las fobias leves pueden abordarse y, muchas veces, curarse sin tratamiento con especialistas. Los consejos que son:

  • Tener ganas de curarse. Estar decidido. Hay quien utiliza la fobia como excusa para no afrontar situaciones y no manifiesta una voluntad real.
  • Establecer firmemente un día para comenzar el entrenamiento.
  • Elaborar, con el tiempo y la reflexión necesaria. Una relación de situaciones a superar. Y planificar las medidas a adoptar.
  • Imaginarse a uno mismo enfrentando la situación fóbica.
  • Ser consciente de que debemos exponernos gradualmente a las situaciones que nos causan la fobia.
  • Valorar los logros, por pequeños que sean, y mostrarse tenaces en la consecución de los objetivos.

También hay terapias alternativas. Muchos psicólogos cognitivos están utilizando la realidad virtual en pacientes que no pueden relacionar sus problemas con la realidad (fobia a las bombas por ejemplo).


La realidad virtual no es una técnica común. “Se usa para fobias no-reales. Para problemas que están escondiéndose atrás de algo parecido al objeto real. A partir de distintas técnicas los psicólogos cognitivos tratan de llegar a al objeto real. Es un nuevo tratamiento que está teniendo mucho éxito”, sentencia la psiquiatra.

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    fobia o asco?


    simplemente hago público mi desagrado a los peces muertos -algunos vivos también- y a las palomas atropelladas en la calle

    que asco los peces
    en mi caso no pasa por miedo, pánico o falta de ganas de "curarme"
    es una cuestión de asco absoluto
    uno es consciente de que un pez sin vida no puede hacerle nada, pero químicamente me produce asco

    por ejemplo
    cuando alcohólico en un año de abstinencia toma su primer trago de alcohol es sumamente feliz
    cuando estoy cerca de un pez muerto o de una de esas pescaderías en las avenidas principales es como un pico de placer invertido que se reduce a una sola palabra... ASCO

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